lunes, 12 de julio de 2010

LA BOTADURA DE LA SANDALIA DE LA NIÑA


Taconeando en unos de mis viajes, tuve la oportunidad de ver unos de los rituales mas hermosos que he podido presenciar y que lamentablemente no he vuelto a ver; porque no es un ritual muy común entre nosotros los citadinos venezolanos, al menos esa es mi impresión.
En una población del Oriente Venezolano, visitando unos familiares que tengo por allá; estaba yo divirtiéndome en la playa, pasándola de lo más genial; cuando una amiga del grupo con quien estaba, me dice que si quiero acompañarla a una reunión para que presencie el ritual de “LA BOTADURA DE LA SANDALIA DE LA NIÑA”, entre risas y juegos le pregunté qué era eso, qué tipo de ritual era ese, porqué lo llamaban así. Bueno, esta amiga me explicó que era ella quien lo llamaba así porque el ritual no tenía en si un nombre y que ésta familia a donde asistiríamos lo practicó con sus mujeres durante varias generaciones y nunca le colocaron un nombre. Me contó que algunos le dicen ritual de “Niña a Mujer”, otros “La Rosa Roja” y ella lo llamaba “La Botadura de la Sandalia de la Niña” y que él mismo era muy bonito porque es cuando una chica dejaba de ser una niña para luego pasar a ser una mujer..
Me sentí intrigada, nunca había visto que se practicara ningún ritual de este tipo en nuestras ciudades; excepto lo que he leído que realizan algunas sociedades indígenas con sus niñas, o los rituales de iniciación de los jóvenes en las civilizaciones antigüas de Grecia o Egipto; quizás lo más parecido era una celebración de 15 años.
Decidí aceptar la invitación, le pregunté si podía ir con mi hermana y me dijo que sí, que en éste tipo de reuniones sólo van mujeres y ella era muy amiga de la familia; así que no había problema... Una vez emperifollada y convencido a mi hermana de ir conmigo, mi amiga nos recogió y nos llevó al sitio en cuestión. Al llegar allá, toda la casa estaba bellamente adornada con múltiples flores de colores, cintas, globos, bellas plantas con flores, en la entrada de la casa había una cesta con flores de color rojo y otras rosadas que debíamos tomar para compartir en el momento de iniciar la celebración. Enseguida una de las anfitrionas se dispuso a presentarnos a los dueños de la casa y algunas invitadas, las más cercanas a la “cumpleañera” que es como yo la llamaba estaban vestidas de rosado o blanco. Una de ellas, (que era su tía) se nos acercó y después de darnos una cálida bienvenida nos invitó a participar en el ritual del que iba ser objeto su sobrina explicándonos como era el asunto. Después de una hora de compartir con ese mujerero, comer rica comida, dulces exquisitos y hasta un vino a base de ciruela que era el único licor que existía y que también era hecho por la familia, le comenté a mi hermana que empezaba a sentirme como en un bosque de Hadas, la música era suave y acogedora, el olor a flores frescas era delicioso, conversaciones divertidas y agradables, un ambiente muy mágico, extraño; pero encantador por el que ella también se sintió invadida.
De pronto, empiezan a sonar como unas campanitas o cascabeles y hace entrada la chica de mi historia, acompañada por dos sus hermanas mayores, la joven ataviada con una especie de túnica o manta guajira de color blanco y sus hermanas con unas iguales pero color rosa, todas con coronas de flores en la cabeza y descalzas.. En sus manos llevaba un par de sandalias blancas sencillas, de tacón plano como las que usan las niñas, en su recorrido; llegó al centro de la sala donde se encontraba una de esas piscina de plástico para niños, llena de agua con muchos pétalos de flores y miel, alrededor de ésta se encontraban la madre, el padre (el único hombre al que se le permitido estar), las abuelas, las mujeres de su familia y todas las chicas que fuimos invitadas.
La madre la condujo al centro de la piscina y junto con su padre, le dimos la bienvenida, sus padres la bendicen con besos y deseos hermosos por haberse convertido en una mujer; ya la niña había presentado en sus 13 años su primera menstruación y ésta familia celebraba con gran alegría tan maravilloso evento para una mujer. La chica en un acto simbólico entrega a sus padres las sandalias que llevaba en sus manos que supuestamente usó en su niñez y que ya no necesitará más. Ellos elevaron las sandalias en un acto de agradecimiento para luego colocarlas aparte en un área del piso, para dar paso al resto del ritual.
Enseguida su padre se le acercaba, nuevamente la bendecía, y le daba algunos consejos para la nueva etapa de su vida, luego éste se retiraba por un momento, luego se acercaron todas las mujeres de la familia y posteriormente todas las mujeres que estábamos presentes. Empezamos a bañar a la chica con el agua de flores y los pétalos de las flores que nos dieron en la entrada; y así cada una iba diciendo palabras de aliento, consejos, bendiciones, colmándola de belleza y felicidad, hubo un momento que sentí algo de pena por la chica toda mojada y pidiendo que se apresuraran por sentir algo de frío; pero por lo demás fue acto muy bello y algo que me hubiese gustado pasar en su momento.
La magia era total, toda esa cantidad de buena vibra, maravillosos deseos, cantos, incienso, todo un ritual de iniciación. Al final las mujeres nos apartamos un poco, y entró el padre con un par de zapatos de tacón alto, la joven es envuelta en una toalla y sentada en una silla bellamente decorada; el papá le coloca los tacones maravillosos que son escogidos por él y guardados para ese momento especial (me imagino que esos zapatos fueron comprados un par de días antes del ritual; por esto de que el pie en los niñas crece a diario, pero eso no lo pregunté). El padre se emocionó tanto al ver a su hija ya con sus primeros zapatos de mujer, que yo pensé: Este señor, ya sabe que pronto perderá su niña (en un sentido figurado, por supuesto), fue imposible para él no dejar escapar unas lagrimitas; que fueron contagiadas a muchas de nosotras… Al final la chica se retiró a vestirse con traje acorde con los zapatos nuevos y se los dejó durante toda la celebración (que me contaron fue hasta el amanecer). Mi hermana y yo nos retiramos a las 2:00 a.m. llenas de emoción y agradecimiento e interesadas en conocer más de éste ritual y ponerlo en práctica en nuestras familias; pero aún no he tenido la dicha de realizarlo, ya que todas son mujerones o varones, será cuando tenga alguna nieta..
Espero que les haya gustado mi anécdota, un tanto larga; pero es que deseaba ilustrar con exactitud todo lo que viví con estas personas, e invitarlos ¿porqué no? a poner en práctica éste ritual tan lindo con nuestras hijas o nietas, que viene de alguna manera de nuestros ancestros indígenas o civilizaciones antigüas. ¿Qué creen ustedes, se animan?...